Foto: Astrid Verhoef
El otro día, un amigo me mandó un vídeo muy visitado en Youtube titulado «Corregir la cabeza adelantada. Ejercicios». El profesional (un quiropráctico) mostraba un par de ejercicios para corregir esa postura de ir con la cabeza por delante del cuerpo.
Solo de verlos me dolía el cuello.
¿Cómo puede alguien aliviar la tensión del cuello por poner la cabeza para atrás creando la misma o más tensión en el ejercicio!
Y lo que me parece más necesario preguntarse: ¿por qué queremos hacer unos ejercicios para evitar un hábito? ¿No sería más efectivo dejar de hacer eso que hacemos (y que no beneficia al resto del cuerpo)?
La cabeza pesa. Y mucho.
Si la cabeza va por delante del cuerpo, el cuerpo la sigue con dificultad generando tensiones para contrarrestar el desequilibrio.
Esfuerzo.
Precariedad en el movimiento.
Agotamiento.
Y como, además, no me gusta verme en el reflejo de los escaparates, corrijo ese hábito de adelantarme con la cabeza con unos ejercicios que me exigen apretar con el cuello para obligar a mi cabeza a volver a su sitio. Eso es tensar y volver a tensar, solo que en direcciones opuestas.
NO. En cuanto a hábitos se refiere, no se trata de corregir.
No podemos dejar de hacer algo hasta que no dejemos de hacerlo.
Me explico:
Uno no puede dejar de olvidarse las llaves dentro de casa, hasta que no sea capaz de pararse antes de salir de casa para preguntarse: ¿llevo las llaves conmigo?
Llamar al cerrajero cada vez que me quedo en la calle sin llaves, no es la solución a mi problema. De la misma manera, hacer unos ejercicios para corregir la cabeza adelantada, NO SIRVE DE NADA.
Los únicos «ejercicios» que pueden ayudarnos a corregir la cabeza adelantada son:
PRIMERO: Reconocer que llevo la cabeza adelantada. Eso es ya un gran paso: solo si reconozco que hago algo, puedo dejar de hacerlo.
SEGUNDO: Pararme más (a menudo) para preguntarme: ¿Tengo mi cabeza encima de mis pies? ¿Y ahora? ¿Y ahora también? … (y así hasta que no tenga que preguntármelo más).
TERCERO: Soltar el cuello y dejar que el peso de la cabeza encuentre su equilibrio, y el resto del cuerpo también.
CUARTO: Reconocer los momentos en los que me muevo sin esfuerzo. Y buscarlos. En otras palabras, buscar un lugar para el peso de mi cabeza en el que le cueste menos estar.
Esta es mi opinión.
Fundamentada en más de 20 años de aplicación de esta técnica.
Si quieres que te cuente cómo aplicar estos ejercicios básicos para dejar de ir por la vida con la cabeza adelantada (¡y soltar la viga!), aquí estoy.
www.tecnicaalexander.es
Todas las profesiones asumen un riesgo.
Unas más que otras…
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